- Negación de información y atención de la salud reproductiva.
- Discriminación en los servicios de salud reproductiva por vivir con alguna discapacidad.
- Aplazamiento de la atención médica urgente, indiferencia frente a solicitudes o reclamos relacionados con el embarazo, parto y postparto.
- Manejo del dolor, durante el trabajo de parto, como castigo y coacción para obtener “consentimiento”.
- Prácticas gineco-obstétrica sin consentimiento.
- Regaños, burlas, ironías, amenzas, humillaciones.
- Procedimientos médicos violentos empleados durante el proceso de parto o aborto.
- Prácticas hospitalarias que humillan e ignoran las necesidades de las mujeres-
- Realización de cesáreas innecesarias y otras intervenciones.
- Rutinas hospitalarias sin ventajas probadas para el bienestar de mujeres, fetos, niñas y niños, como: administración de enemas, sedantes, realización de episiotomía, entre otras.
Anticoncepción y esterilización forzada.